El carisma para motivar a tus empleados
José Gil López(Coaching de empresas)
Máster en RRHH por el CEF.- y Grado de Ciencias del Trabajo y RRHH en la UDIMA
Miembro de la ACEF.- UDIMA
Lusi. Rgbstock
Tanto en el mundo del deporte, de la música, de la política o de la economía, a menudo encontramos personajes cuya presencia destaca y deja huellas. Algunas nos atraen a otras personas a nuestras vidas, influyen en nuestro estado de ánimo e incluso consiguen cambiar nuestros valores.
Pero ¿qué es lo que hace que personas como JF Kennedy, Steve Jobs o Michael Jackson causen tal impresión? Sencillamente, es por su carisma.
Sin embargo, para empezar a hablar de este concepto, debemos conocer cuál es su significado. Según el origen griego de la palabra, carisma viene de charis que significa don. ¿Es entonces el carisma un talento que solo poseen determinadas personas, una característica de la personalidad que lleva a algunas personas a dejarse impresionar y guiar por otras?
Existen investigaciones científicas según las cuales concluyen que el carisma no es una característica de la personalidad. Más bien se trata de que las personas consideran a otra carismática cuando se identifican con ella o cuando creen tener algo en común con dicha persona. Por lo tanto, el grado de carisma que se asigne a un directivo dependerá no solo de él, sino más bien de sus trabajadores.
El carisma es, por tanto, algo que se crea principalmente en la mente de la persona y no la consecuencia de las circunstancias de la realidad. Esto es lo que documentó la psicóloga Maia Young de la Universidad de California con sus compañeros de trabajo en su sorprendente estudio.
En el experimento se dio una información diferente a cada participante, pero todas respecto al mismo tema: la manera en que consiguió su éxito un determinado ejecutivo. Como especialmente carismático y creativo quedó el participante a quien no se le había dado ninguna información sobre la cantidad de horas y de esfuerzo que había necesitado para su trabajo. Su éxito se atribuyó a su “visión” y al ejecutivo se le asignaron cualidades especiales.
En la actualidad, desde las ciencias de la economía los científicos Jay Conger de la Universidad de California del Sur y Rabindra Kanungo de la Universidad de MacGill, realizaron un estudio sobre el término “carisma” para establecer su significado de forma operativa y mesurable, describiendo detalladamente el comportamiento de las personas carismáticas.
En conclusión, las cinco características que ha de tener un directivo para ser considerado como carismático son:
1. Que esté convencido de su visión y sepa transmitirla.
2. Que sea ejemplar en su comportamiento.
3. Que inspire y consiga sacar el mejor rendimiento de sus trabajadores.
4. Que logre apoyar y desarrollar las fortalezas y talentos de sus trabajadores.
5. Que motive a sus trabajadores a encontrar por sí solos soluciones creativas a los problemas.
El carisma de un directivo depende, por tanto, fundamentalmente, del grado en que se identifiquen los trabajadores con él y solo durante el tiempo que ejerza su papel. Tan pronto como deje de representar su papel, se perderá también el carisma que se le había otorgado.
El carisma es algo que se crea principalmente en la mente de la persona y no la consecuencia de las circunstancias de la realidad
El siguiente paso consiste en aprender a tener carisma. Realmente, ¿se puede aprender a tener carisma? Muchas personas piensan que, en realidad, el “don” del carisma es innato, sin embargo, esta creencia es errónea. Por tanto, se puede mejorar el carisma en el directivo, para ello, los ejercicios más importantes para mejorar el carisma son los siguientes:
- Relajación. El directivo que desprende miedo y estrés, no será considerado carismático. Es importante relajarse y dar una impresión de alguien tranquilo y en paz consigo mismo.
- Autoestima. Mostrarse confiado y seguro en lo que hace y comportarse consciente de su propia valía. Al mejorar la autoestima el carisma aumentará considerablemente en los demás.
- Sentimientos. Muchas investigaciones documentan que la gente considera como carismática muestra más claramente sus sentimientos que otras personas.
- Lenguaje corporal. La importancia del lenguaje corporal a la hora de convencer es para la mayoría de la gente bastante obvio. No obstante, el lenguaje corporal se ignora a menudo por desinterés. Es importante tener en cuenta la expresión de su cuerpo y convertirla en consciente en su comunicación.
- Reflexionar. Pensar bien en lo que quiere decir antes de empezar a hablar. Comentar las cosas solo cuando se está seguro de lo que se quiere expresar es interesante, sirve de ayuda o es gracioso.
- Lenguaje. Prestar atención a la manera de hablar para que no suene monótono, sino que sea vivo y auténtico. Variar la velocidad, la altura del tono y el ritmo.
- Contacto visual. Mirar al interlocutor a los ojos mientras se está hablando con él.
- Dar la mano de manera firme. Saludar al interlocutor de manera firme, pero no demasiado fuerte.
- Interés. Mostrar al interlocutor que lo toma en serio y que le parece interesante lo que está diciendo. Mantenerse concentrado y atento.
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