La incorporación de tecnología al Derecho ha de ir aparejada de un cambio de mentalidad

Justicia digital

Esteban Borrell
Graduado en Periodismo por la UDIMA

Entrevista a Isabella Galleano

¿Qué puede contarnos sobre su experiencia como abogada?

Reconozco que he tenido el privilegio de desempeñar muchos roles en el mundo legal, lo que me ha permitido conocer muy bien este sector. Haciendo un repaso rápido de los últimos 10 años, en 2010 me licencié en Derecho en la Facultad de Derecho de Esade. Desde el principio, mi práctica profesional ha estado muy vinculada al derecho mercantil y fusiones y adquisiciones. He ejercido como abogada en los departamentos de mercantil de Freshfields Bruckchaus Deringer, Gómez-Acebo y Pombo y Uría Menéndez. Trabajé en la asesoría jurídica de Nike en Holanda y actualmente ocupo el cargo de Senior Legal Advisor de Abertis Mobility Services.

¿Cuáles fueron sus primeros contactos con el mundo Legal Tech?

Probablemente todo empezó en 2017 cuando decidí liarme la manta a la cabeza. Hice un pequeño curso de design thinking entre Helsinki y Barcelona y me mudé a Estados Unidos. En enero de 2018 lancé mi podcast sobre innovación legal: The Quirky Lawyer. En mayo de 2018 me gradué del máster en Derecho (LL.M.) de la Universidad de Georgetown en Washington, estuve de prácticas en la asesoría jurídica de Medtronic en Washington y aprobé el New York Bar. Y hace un año empecé con The Tech­nolawgist.

Isabella Gelleano
Isabella Galeano, abogada, experta en
Legal Tech e innovación legal, creadora
del podcast The Quirky Lawyer y
fundadora de The Technolawgist

Hábleme de su experiencia americana.

Estados Unidos para mí lo cambió todo. Ya había estado unos meses en el intercambio durante el último año de carrera, también en Washington. Pero esta vez fue diferente. Venía de trabajar en la élite de la abogacía, en operaciones de esas que salen en las portadas de los periódicos. De repente, al volver a la universidad y tener tiempo para experimentar y estudiar temas fuera de mi práctica diaria, me di cuenta de que existía un mundo apasionante de innovación y tecnología aplicada al Derecho.

Cuando estaba en Barcelona ya había oído hablar algo sobre smart contracts y de metodologías para generar innovación, como design thinking. Entonces, en Georgetown, al margen de las asignaturas más tradicionales, decidí aprovechar la ocasión y escoger al menos dos asignaturas totalmente distintas. Fueron Derecho alimentario y Fintech.

Tengo mucho que agradecer a los profesores de Fintech que me abrieron las puertas a un mundo extraordinario. A partir de ahí empecé a viajar por todo Estados Unidos para ir a conferencias, leer todos los artícu­los sobre innovación legal y Legal Tech que caían en mis manos, hablar con los abogados de cualquier parte del mundo que están trabajando en la transformación del sector legal.

Tenía clarísimo que quería formar parte de este movimiento que está transformando el mundo jurídico.

¿Qué importancia tiene el Legal Tech en el sector legal?

En términos muy sencillos es tecnología aplicada al sector legal. El sector Legal Tech forma parte de la ola de innovación que está recorriendo tantos otros sectores de la economía y que por fin ha llegado al mundo del Derecho. Entre las empresas que pertenecen al sector Legal Tech encontramos empresas que se dedican a la automatización y gestión de contratos, a la predicción del resultado de resoluciones jurídicas, a gestionar marketplaces de abogados, a facilitar el acceso a la justicia… Es un ámbito muy variado que está en plena expansión. Actualmente, la industria legal está experimentando una oportunidad única.

Las empresas, en general, están buscando constantemente una nueva ventaja competitiva, una ventaja que las distinga de la competencia y las coloque a la cabeza de la carrera.

Es curioso ver que, en términos generales, ni las compañías ni los líderes empresariales miran a los departamentos legales como un espacio con opciones para desarrollar esas nuevas ventajas.

¿Y usted cree que lo son?

Mi tesis es que los equipos legales tienen mucho potencial y aquellas empresas que entienden cómo desbloquear las fortalezas de sus equipos legales serán capaces de generar motores de crecimiento poderosos que impulsen el negocio.

Examinemos la anatomía de los departamentos legales. Si reflexionamos un momento, nos daremos cuenta de que posiblemente el equipo legal sea el único equipo que está en contacto con todas las áreas de una empresa: clientes internos, clientes externos, proveedores, propietarios, inquilinos, equipo de marketing, equipo de ventas, equipo de finanzas, informática, etc. En algún u otro momento, todas estas partes van a necesitar contactar con el departamento legal. Y, entonces, ¿por qué no usamos esa omnipresencia?

¿Y hay consciencia de esa omnipresencia de los departamentos legales?

A mí las respuestas no me llegaron rápido, pero después de cuatro años conseguí entender que había formas de hacer un cambio profundo en el sector legal. Para mí, los abogados necesitaban, y necesitan, más inspiración, ideas, contenido para resolver sus problemas. Un contenido que ofrezca un pensamiento estratégico de alta calidad, listo para implementar y rápido y fácil de aprender. Algunos ejemplos podrían ser: ¿cómo va a afectar la inteligencia artificial a mi trabajo?, ¿cómo puedo beneficiarme del legal design?, ¿cuáles son los problemas a los que se enfrentan los algoritmos?, ¿cómo es un jefe de innovación legal?, ¿qué están haciendo otros grandes equipos legales de todo el mundo que podrían aplicarse en mi equipo?

¿Esta reflexión le llevó a fundar The Technolawgist?

Efectivamente, The Technolawgist es un medio donde cada día publicamos contenido original sobre Legal Tech e innovación legal junto con noticias de actualidad sobre tecnología y transformación digital. En The Technolawgist hablamos de derecho, tecnología y futuro.

Nuestro objetivo es crear un espacio de reflexión y debate estratégico que sea la referencia del mundo Legal Tech. Queremos llegar a abogados, profesores, profesionales del sector legal, estudiantes de derecho, directores de innovación y, también, a profesionales del sector tecnológico para los cuales es imprescindible entender de qué manera el Derecho está regulando materias tales como, la inteligencia artificial, el big data, internet of things o los algoritmos de los coches autónomos.

El papel de la formación en estos temas pasa a ser decisivo. ¿Es preciso que los departamentos legales tengan conocimientos de tecnología?

Sin lugar a dudas, las universidades e instituciones educativas son decisivas en la formación del jurista del futuro. Por un lado, preparan a los futuros profesionales del Derecho y, por otro, también ofrecen la posibilidad de dotar de conocimiento y herramientas a los profesionales que llevan ejerciendo durante algún tiempo. Son asimismo foros de reflexión y debate alrededor de los que se organizan las conferencias más prestigiosas sobre Legal Tech. Por último, son fuente de colaboración e intercambio de conocimiento, también a nivel internacional e impulso de startups que operan en este sector.

Ahora bien, aquí no se trata de que el abogado aprenda programación para poder construir Legal Tech, por ejemplo, sino de entender la lógica desde la que opera el profesional técnico con el que estamos construyendo las herramientas. ¿Cuáles son algunas de las ideas más recurrentes? La necesidad de establecer secuencias estructurales lógicas, paso a paso, que traduzcan los procesos legales a un formato de diseño lineal que pueda ser traducido al lenguaje informático. Por oposición a la mente creativa del abogado, que a veces peca de multitasking, operando en múltiples direcciones a la vez.

Realizar este tipo de procesos de traducción de dinámicas de trabajo a una cadena de acontecimientos lineal (en otras palabras, la actividad de mapear los procesos bajo los que operan los abogados), saca a la luz los espacios de mejora, las oportunidades, los puntos donde tiene sentido automatizar y, en definitiva, busca eficiencias.

¿Se trataría, por tanto, de conseguir que los juristas “se entiendan” con los técnicos y “los entiendan”?

Exactamente. La comunicación efectiva entre abogados e ingenieros (entiéndase, técnicos, desarrolladores de productos tecnológicos o herramientas Legal Tech, científicos de datos, expertos en automatización de procesos, expertos en inteligencia artificial, etc.) no puede darse por sentada. Este es uno de los primeros retos a los que se enfrentan los fundadores de empresas Legal Tech que solo cuentan con experiencia legal al intentar encontrar desarrolladores de sus ideas. De la misma forma que los abogados de empresa suelen encontrarse en situaciones similares cuando tienen que contratar por primera vez con proveedores Legal Tech.

Es más, en la comunicación y colaboración entre estos dos grupos de profesionales (abogados vs. ingenieros) es donde se producen el mayor número de fricciones y retos para la implementación efectiva de herramientas individualizadas y la creación de soluciones personalizadas.

Es por tanto decisivo asumir este enfoque en la formación de futuros abogados. Así lo empiezan a hacer las grandes universidades y escuelas de negocios.

Y, por último, ¿qué recomendación le daría a todos aquellos que quieran aprender e implementar soluciones Legal Tech en sus organizaciones?

La incorporación de tecnología ha de ir necesariamente aparejada de un cambio de mentalidad de los que prestamos estos servicios jurídicos. Por ejemplo, el éxito en la implantación de nuevas herramientas Legal Tech en la negociación y ejecución de contratos está estrechamente vinculado con la tasa de adopción de estas herramientas por los miembros del departamento legal.

Esto exige una modificación de las prácticas habituales, de la forma en que se desem­peña el trabajo y de la cultura del equipo. Implementar una nueva herramienta sin que el equipo que va a tener que utilizarla entienda cuáles son las ventajas que va a obtener con su uso, es una receta perfecta para el fracaso del proyecto de implantación de herramientas Legal Tech.

Es habitual asociar la transformación de un sector con la adopción de una nueva tecnología. Sin embargo, aunque la aparición de nuevas tecnologías suele ser un factor determinante, las herramientas tecnológicas por sí mismas no consiguen transformar una industria. La verdadera transformación se alcanza cuando surge un modelo de negocio que vincula estas nuevas tecnologías con una necesidad emergente en el mercado.

Una buena recomendación, es que esas personas busquen una formación de calidad en estos temas.