Inflación y tipos de interés altos
José Tovar Jiménez
Profesor del Área de Finanzas del Grupo Educativo CEF.- UDIMA
Economía
Desde las autoridades monetarias se aconseja a las familias que ahorren para poder afrontar gastos extraordinarios y superar posibles momentos de dificultades financieras.
En épocas pasadas (hasta mazo de 2022) los tipos de interés eran negativos, por lo que a los ahorradores les resultaba prácticamente imposible encontrar rentabilidad en productos bancarios. En cambio, esta situación ha beneficiado a los que tenían deudas, que han visto como su financiación les ha resultado prácticamente gratis.
La situación ha cambiado en la actualidad. Los altos tipos de interés (con el euríbor hipotecario del pasado mes de septiembre en el 4,149 %) han encarecido el coste de las deudas contratadas a interés variable y, aunque a menor ritmo, han hecho posible que los bancos empiecen a ofrecer depósitos con tímidas rentabilidades.
A todo esto hay que añadir el aumento de los precios en los últimos meses: la inflación, que hace un año (septiembre de 2022) estaba en el 8,87 % y ahora se sitúa en el 2,62 %.
En un contexto de inflación y tipo de interés al alza, los inversores deben considerar las implicaciones que conllevan estos factores en sus decisiones de endeudamiento o la hora de invertir, adoptando medidas sencillas que les permitan proteger su patrimonio adaptándose los cambios del entorno económico.
¿Cómo afecta la inflación a una inversión financiera?
El efecto final de la inflación en cualquier decisión de inversión es la reducción de la rentabilidad real y, en consecuencia, del poder adquisitivo. Sin embargo, la incidencia es diferente según el producto en el que se invierta. Así, por ejemplo, el impacto negativo es alto en el caso de realizar inversiones en renta fija si el interés es fijo, y será algo menor en el caso de que el interés contratado sea variable.
En el caso de la inversión en acciones el efecto de la inflación resulta algo más difícil de predecir, ya que la repercusión de la inflación en el precio de las acciones no es la misma para todas las empresas.
Para aquellos inversores que optan por destinar sus ahorros a fondos de inversión el impacto final dependerá del tipo de fondo, la composición que tenga y la estrategia que sigan sus gestores.
Si nos centramos en la inversión en planes de pensiones, es bastante posible que el poder adquisitivo se vea reducido. No obstante, no se debe prestar atención al impacto negativo a corto plazo. El valor de estas inversiones puede fluctuar hasta el momento de la jubilación, por lo que se recomienda no precipitarse a la hora de tomar decisiones influidas por la situación actual inflacionista y posponer la decisión con una perspectiva más a largo plazo.
Entre las medidas que los expertos recomiendan a los pequeños inversores a la hora de invertir hay destacar las siguientes:
- La inflación se comporta como un coste más a la hora de invertir, añadido a los gastos y comisiones habituales. Para conocer la rentabilidad real habrá que descontar el efecto producido por la inflación.
- Diversificar las inversiones. El inversor debe configurar una cartera de inversión acorde a sus preferencias personales, en la que se incluyan acciones (con mayor riesgo, pero también con mayor expectativa de rentabilidad) y bonos (más penalizados por la inflación, pero con precios menos volátiles). O, simplemente, invertir en fondos de inversión ajustados al nivel de riesgo que cada inversor quiera asumir.
- Buscar asesoramiento profesional para realizar las inversiones. El contexto económico actual es complejo, por lo que hay que confiar en los expertos que conocen estos riesgos y también las diferentes alternativas de inversión que mejor se puedan adaptar a las circunstancias particulares de cada inversor.
¿Cuál es el impacto de la inflación en las deudas?
En una situación de inflación alta y los tipos de interés subiendo, la contratación de nuevos préstamos se encarece y son menos accesibles, ya que las entidades endurecen las condiciones para su concesión. Sin embargo, el impacto es diferente en función del tipo de préstamo que se contrate.
Si se decide contratar un préstamo con interés fijo, está claro que la subida de interés no le va a perjudicar. Al contrario, seguirá pagando la misma cuota, pero como el dinero pierde valor, resultará más fácil hacer frente a esos pagos. El inconveniente está en que a la hora de contratarlo la entidad habrá fijado un tipo de interés más elevado. Además, se ha de tener en cuenta que, en caso de una bajada de los tipos de interés, se puede renegociar con la entidad una mejora de las condiciones y, sin no es posible, cambiar de entidad. En este caso, se debe prestar atención a los posibles costes por la cancelación de la deuda.
Por el contrario, en los préstamos a interés variable el tipo de interés se encarecerá en un contexto inflacionista. En este caso, es conveniente consultar con la entidad financiera cómo afectaría a la cuota un aumento del tipo de interés y analizar el riesgo de no poder llegar a hacer frente a esos pagos.
En conclusión, la inflación y la subida de los tipos de interés afectan al ahorro, las inversiones y los préstamos, y para adoptar cualquier decisión financiera es importante considerar toda la información ajustada al entorno económico actual.