Casa Patillas, para un roto y para un descosido
GASTRONOMÍA
El Barón de Piernalegre
Ramon Grosso Dolarea.123.rf
“Lo mismo sirve para un roto que para un descosido”, decía mi abuela de lo que servía para todo. Eso le ocurre a la protagonista de esta crítica, a nuestra entrañable Casa Patillas, a la que solo le falta una puerta interior que comunique directamente con los pasillos del CEF.- para que sea todavía más nuestra. Aquí, en Casa Patillas, los ceferinos tomamos el café de primera hora, el desayuno de media mañana, las cañas del mediodía, el menú nuestro de cada día, las copas de la salida (¡perdón, el afterwork!), una cena improvisada y, si procede, un banquete gastronómico (eso sí, por encargo) que no defraudará al más exigente. Casa Patillas es un aula más: aquí se resuelven muchas dudas de cursos y másteres, se toman algo para relajar a preparador y opositor, incluso algunos han cantado más de un tema en la mesa del rincón mientras circulaban por la sala raciones o unos cubatas de última hora.
Sí, Casa Patillas podría ser casa Roque (con permiso del jefe) porque lo difícil es entrar y que alumnos, profesores o empleados no seamos mayoría, abrumadora mayoría. El dueño es Miguel, ilustre vallisoletano afincado en Madrid desde hace… (no lo recuerda) y que antes que fraile fue cocinero en hoteles y empresas de catering de “alto standing” ... y eso, eso se nota. Tanto como que es colchonero de pro, lo mismo que Paco, camarero de toda la vida; “pintoresca” circunstancia que da mucho juego tanto a los que comparten esa curiosa religión como a la mayoría de merengues que (tolerantes ellos) soportan con estoicismo un horrible escudo en piedra de ese equipo que un día incluso fue subcampeón de la Champions en Lisboa.
Casa Patillas es un aula más: aquí se resuelven muchas dudas de cursos y másteres
Frivolidades futboleras aparte (referencia obligada porque aderezan muchas comidas y aperitivos), aquí hay que dejar constancia de que Miguel nos ofrece un menú del día muy honesto, variado y a precios asequibles, con una relación calidad precio inmejorable. Y como decía al principio, por encargo, Miguel hace casi de todo y siempre bien si quieres darte un homenaje, incluida la casquería (por cierto, en la crítica anterior glosábamos la cocina de La Tasquería que semanas después recibía mención especial del Madrid Fusión). En la última visita, cuatro distinguidos (perdón por la inmodestia) ceferinos compartimos un arroz con bogavante espectacular, generoso en la materia que le pone apellido al plato y en su punto. Antes salieron de la cocina unas exquisitas almejas a la marinera y unas mollejas deliciosas que acabaron con el pan de la mesa para no dejar ni una gota de salsa en la fuente.
En el bar se tiran muy bien las distintas cervezas de barril y siempre tiene una oferta muy variada de cervezas especiales. Buen ambiente para ver los partidos de fútbol en pantalla grande pero ya sabes por dónde van a tirar los de casa. ¡Lo aviso!
CASA PATILLAS
Paseo del General Martínez Campos, 9, Madrid
91 445 36 37