Gestionando talentos autoeficaces
Sandra Mª Cerro Jiménez
Grafóloga y Perito calígrafo.
Máster en Dirección y Gestión de RRHH por el CEF.
Miembro de la ACEF.
“La mayoría de las personas gastan más tiempo y energías en hablar de los problemas que en afrontarlos” (Henry Ford).
Llamamos autoeficacia a la capacidad para gestionar nuestras propia aptitudes, involucradas éstas en un determinado entorno –en nuestro caso, la empresa-, y en un concreto espacio temporal. La autoeficacia es un juicio de capacidad y también una habilidad de autogestión. Conocer los medios con los que contamos y el tiempo de que disponemos para realizar una determinada tarea, y saber distribuir nuestras funciones con todo ello no es tarea siempre fácil. El tiempo, los medios y el entorno son aspectos influyentes fundamentales, pero también lo son nuestra energía, nuestra actitud ante el proyecto, las expectativas, la motivación y nuestras innatas aptitudes de organización y planificación.
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Todos conocemos a personas que, ante un determinado proyecto laboral o misión concreta, pierden más tiempo pensando y haciendo una madeja en su cabeza tratando de resolver una posible acometida, que dando pasos en avance de ese proyecto. Otros, por el contrario, los más pasionales y entusiastas, se lanzan al vacío sin pensar en las posibles consecuencias de una decisión a la ligera. También conocemos a compañeros de vida o de equipo de trabajo que sólo pueden atender a una tarea cada vez, mientras otros, son capaces de acarrear varias tareas o funciones al mismo tiempo sin degenerar en ineficacia por ello. Estamos hablando de reflexión e irreflexión, de actividad y agilidad mental contra aturdimiento, de capacidad de planificación y de organización, y también de habilidad resolutiva.
A las personas consideradas autoeficaces les cunde mucho más el tiempo, porque son capaces de distribuir sus tareas con el tiempo y los medios concretos de que disponen, de una forma coherente, organizada y ágil, llegando con esta gestión al mayor y mejor rendimiento y productividad.
No es lo mismo trabajar mucho que rendir mucho. Hay personas que trabajan muchas horas pero pierden el tiempo, o se aturullan con las tareas, o se distraen; en cambio, otras personas son capaces de rendir mucho, es decir, de optimizar el tiempo que se dedica a una labor y exprimirlo al máximo para sacar mayor rendimiento en menos tiempo.
“Racionalizar los horarios no es trabajar menos, es producir más y no perder el tiempo” (Ramón Castresana, Director de RRHH de Iberdrola).
Es importante reseñar que la libertad para autogestionar el tiempo y las tareas es una de las razones por las que los trabajadores se sienten más cómodos y valoran más en las empresas. La mayoría de los empleados prefieren trabajar por proyecto y que se les dé la oportunidad de distribuir a su gusto sus tareas y su tiempo, antes que tener que cumplir a rajatabla un horario laboral. El hecho de que los jefes den a sus empleados la confianza para que se autogestionen, y les liberen de las cadenas de opresión y control que suponen el horario laboral cerrado, los sistemas para fichar entradas y salidas, motiva a estos últimos mucho más y esto repercute muy favorablemente en los resultados de las compañías.
No es lo mismo trabajar mucho que rendir mucho
Es por esto que, en la empresa actual, cada vez se aplican más medidas de flexibilización de horarios e, incluso, de una cada vez mayor implantación del trabajo desde casa o “teletrabajo”.
“Somos el país que más reuniones celebra y que más tiempo es capaz de perder en ellas”. (Ignacio Buqueras y Bach, autor de Tiempo al tiempo, Editorial Planeta).
En una interesante conferencia organizada por la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE), su presidente, Ignacio Buqueras y Bach, destacó con gran razón que “la cultura del presentismo no debería tener cabida en la España del 2012”, señalando que lo que hay que conseguir en las empresas no es trabajar más tiempo, sino optimizar el tiempo de trabajo. Esta idea, destaca Buqueras y Bach, contribuye a aumentar la productividad, disminuir los gastos, y lograr que el capital humano se sienta mucho más satisfecho.
Esta idea, pues, está hablando de gestionar la eficacia de los recursos humanos, de adaptar el tiempo, los recursos y las capacidades de la forma más eficaz, en la búsqueda de un mayor rendimiento; está hablando, en definitiva, de fomentar la autoeficacia en la selección y gestión del talento en las empresas.