Los días en que madrid fue la capital mundial del derecho

Rey Felipe VI en el Word Law Congress 2019

M.ª Ángeles Díez
Profesora de Derecho Tributario del Grupo Educativo CEF.- UDIMA

Jurídico

La vigésima sexta convocatoria del congreso bienal que celebra la World Jurist Association (WJA), que acogió Madrid este 2019, sirvió para fortalecer, promover y difundir la paz a través del Derecho. No en vano su espíritu se fundamentó sobre la premisa de “pax orbis ex juris”, en reconocimiento de la dignidad de las personas y de los derechos humanos. La WJA nace en Estados Unidos en 1963 con el fin de fortalecer el Derecho internacional y sus instituciones, respaldada por el presidente Eisenhower, reconociendo que “el mundo no tiene otra opción entre la fuerza y el Derecho: si la civilización quiere sobrevivir, tiene que elegir la fuerza del Derecho”.

El Word Law Congress 2019 congregó al mundo jurídico en el Teatro Real de Madrid, bajo el lema "Democracia, constitución y libertad", como muestra de apoyo a la democracia constitucional española. Esta ciudad ya fue elegida para su celebración en 1979 y aquel congreso fue presidido por el rey emérito don Juan Carlos I de España. Ahora, 40 años después, y después de que la norma máxima haya alcanzado su madurez propiciando el crecimiento democrático de la sociedad española, Madrid volvió a erigirse como capital mundial del Derecho, en el que el Teatro Real se convirtió, a su vez, en “templo del Derecho”. La participación de 2.000 personas lo dijo todo. Ponentes del más alto nivel representando lo mejor del mundo del Derecho, y su majestad el rey Felipe VI, que recibió el Premio Mundial a la Paz y la Libertad por su ejemplo de liderazgo internacional en la defensa de la democracia y la libertad. Este premio, máximo galardón de esta ciencia social, que puede considerarse el Nobel del Derecho, y que solo han recibido tres estadistas más: Sir Winston Churchill, Rene Cassin y Nelson Mandela.

Javier Cremades, que copresidió este congreso junto a Javier Solana, exministro y ex secretario general de la OTAN, ensalzó la enorme labor llevada a cabo por los fundadores de la WJA, Charles Rhyne, presidente de la American Bar Association, y Earl Warren, presidente del Tribunal Supremo norteamericano, ensalzando la labor de los juristas para combatir la tiranía y el abuso del poder mediante el imperio de la ley y la defensa de la libertad.

La ministra del ramo en ese momento, Dolores Delgado, también participó en el acto de inauguración, y magistral fue la intervención del presidente del Tribunal Constitucional, Juan José González Rivas, quien proclamó la conexión entre democracia, legalidad y derechos humanos y la importancia que tuvo la promulgación de la Constitución española, como “pacto generoso” que permitió a España su integración en la Unión Europea y convirtió a España en un Estado fuertemente democrático.

Las instituciones profesionales se unieron a este acto para señalar que la sociedad se enfrenta a nuevos desafíos que cuestionan la estabilidad del imperio de la ley y de la democracia y por ello es vital la defensa de la Constitución como garantía de la paz y del futuro, ya que no caben medias tintas cuando lo que está en juego es la democracia que garantiza nuestros derechos y libertades.

A lo largo de la primera jornada del congreso se analizaron los distintos desafíos globales a los que se enfrenta el Estado de Derecho y a los que se debe dar respuesta si queremos lograr la paz y la prosperidad a través de un desarrollo sostenible, tal y como propone la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. Entre todas estas cuestiones, he seleccionado tres de ellas, lo cual no ha sido nada fácil, debido al enorme interés de todas las ponencias alternativas.

La primera de estas ponencias versó sobre democracia y constitución, siendo ponente Manuel Aragón, que además dirigió este evento. Durante su intervención señaló que la Constitución es la forma jurídica de la democracia y que nace para salvaguardar la libertad y los derechos de los ciudadanos. La Constitución se configura como el marco jurídico de la libertad y la democracia y por ello es tan necesario defenderla, labor que tiene encomendada el Tribunal Constitucional, que mediante el control de constitucionalidad protege nuestra máxima norma frente aquellos actos que la vulneran, pues todos los poderes públicos están sometidos a ella. En este momento la democracia se está viendo atacada por movimientos populistas y nacionalistas debido, en opinión del profesor Aragón, a un mal uso de la democracia constitucional por parte de las instituciones y partidos políticos. Sobre esta crisis democrática a la que ahora se enfrentan algunas democracias consolidadas ahondó la profesora Paloma Biglino, que coincidiendo con otros oradores afirmó que la solución a la misma solo puede encontrarse dentro del Estado de Derecho y que la Constitución es la manifestación de la soberanía popular y solo puede modificarse dentro de los límites constitucionales. El debate estaba servido, pues la profesora Teresa Freixa puso sobre la mesa el derecho a la resistencia y el derecho a la disidencia, pues considera que la democracia también permite que pueda decirse no. El presidente de Ecuador, Osvaldo Hurtado, advirtió de la necesidad de garantizar el papel que juegan los partidos políticos dentro de la democracia, ya que el descrédito del sistema de partidos puede desembocar en regímenes autocráticos, como ha ocurrido en algunos países de Sudamérica. Aurelia Valcárcel recordó que el Derecho no siempre asegura la democracia, ya que existe un Derecho en regímenes autoritarios (piensen en las leyes del III Reich).

La sociedad actual se enfrenta a nuevos retos que exigen soluciones por parte de toda la sociedad y, en especial, por parte de las empresas y nuestros gobiernos.

Adela Cortina Orts durante su intervención sobre "Ética, sostenibilidad y gobierno corporativo" puso de manifiesto que para responder a los grandes retos globales a los que se enfrenta la sociedad actual que nos vienen dados por la globalización, el Derecho debe desempeñar un papel fundamental, pero también la ética que, a su juicio, debe estar presente en toda actividad humana para que alcance las metas y la legitimidad dentro de la sociedad. En este punto, señaló, es donde entra en juego la labor de las empresas, cuya meta es ayudar a crear una buena sociedad, proveyéndola no solo de bienes y servicios, sino también de buenas relaciones contractuales, alianzas fructíferas, confianza y seguridad, y en esta contienda ética y empresa deben ir de la mano. A día de hoy la responsabilidad social de la empresa ya tiene su reflejo en las memorias que hay que presentar junto con las cuentas anuales. En esta labor las empresas deben ayudar a los Estados y viceversa, los Estados ayudarán a las empresas, mientras que los ciudadanos deben exigir que esto se lleve a cabo y pueden penalizar con sus comportamientos a aquellas empresas que no cumplan con un mínimo ético.

Nos enfrentamos a problemas y conflictos que sobrepasan el ámbito de nuestras fronteras y, por ello, cobra especial importancia el multilateralismo como exigencia de la globalización política y económica para enfrentarnos a los desafíos al imperio de la ley, tanto en el plano nacional como en ámbitos supranacionales, y a la crisis de gobernabilidad global que afecta a muchos países, como al nuestro, y por ello la defensa del Estado de Derecho y el respeto a las libertades cobran nueva relevancia y exigen el compromiso de todos. Sobre este tema el congreso contó con un ponente de excepción, Javier Solana. El que fuera secretario general de la OTAN advirtió que la sociedad actual no cuenta con instituciones que protejan a los ciudadanos de estas amenazas cuando sobrepasan las fronteras de un Estado, y lo que es más grave aún y dificulta la situación, en su opinión, es el hecho de que el país más poderoso del mundo (EE. UU., que se ha retirado del Tratado de París y del Tratado sobre misiles nucleares de corto y medio alcance con Rusia), se cierra a esta necesaria cooperación y no cree que la solución se encuentre en la multilateralidad, lo cual hace que la cooperación vaya disminuyendo entre las grandes potencias y aumente la confrontación y el desalineamiento entre los Estados ante situaciones globales que exigen una respuesta común. La multilateralidad se ha ido consolidando desde la creación de la ONU y debe seguir potenciándose como herramienta necesaria para conseguir un mundo en paz, pues se trata de una exigencia de la globalización.

La segunda jornada de este congreso se inició con las palabras de la alcaldesa de Madrid, en ese momento, Manuela Carmena, seguidas de las del entonces presidente de la Comunidad de Madrid, hoy en las filas de otro partido, Ignacio Garrido, que coincidió con Carmena, ambos políticos madrileños, en que el monarca es indiscutiblemente merecedor del galardón otorgado, por su gran labor consolidadora de la democracia y de la Constitución Española, que ha brindado a los españoles el mejor periodo de su historia. En esa misma línea se pronunció Felipe González, presidente de Gobierno en el momento de la promulgación de la norma fundamental española, que afianzó los lazos entre la Corona, la democracia y la libertad, y remarcó el carácter resistente y resiliente del texto constitucional frente a sus detractores. El expresidente se hizo eco de las críticas vertidas a lo largo del congreso sobre la actual situación política de Venezuela, donde los derechos y libertades de los ciudadanos y de las empresas y de los partidos políticos contrarios al régimen se violentan de forma continua y la población está sufriendo enormemente los abusos de sus dirigentes. A estas felicitaciones se sumó el presidente de Portugal, Marcelo Robledo de Sousa.

Todo el trabajo y los conocimientos vertidos en este congreso quedaron plasmados en la Declaración de Madrid, de cuya lectura se encargó Manuel Aragón, y bajo esa partitura culminó el acto con las palabras de agradecimiento de Felipe VI y la manifestación de su empeño en la continuidad del sistema democrático y la defensa de la libertad expresados.

Como broche de oro de este congreso, la WJA otorgó a su majestad el rey Felipe VI, primer rey jurista en el mundo, el Premio Mundial a la Paz y la Libertad con el que la WJA ha reconocido a instituciones democráticas españolas a través de su monarca, por su papel como garante de la libertad en España, su inquebrantable compromiso con el Estado de Derecho y su liderazgo internacional en la defensa de la democracia y la libertad, pues nuestro monarca defiende sin ambages que la Constitución trajo convivencia, libertad y democracia a nuestro país, y nunca he cejado en la reivindicación de estos valores que encarna nuestra máxima norma o “norma normarum”.