La perfecta unión entre tradición e innovación
Alberto Orellana
Redactor de Comunicación del Grupo Educativo CEF.- UDIMA.
Entrevista a Ramón Hernando de Larramendi
“Para resolver los enormes desafíos a los que se enfrenta el mundo hay que basarse en ambas partes: los conocimientos antiguos junto con la máxima innovación posible ”
Los perfiles de este aventurero, al que no le gusta autodefinirse, son tantos como las posibilidades que ha abierto (y no pocas bocas) entre los investigadores científicos de las regiones polares. Ramón Hernando de Larramendi (Madrid, 1965) habla sobre su proyecto empresarial con el equipo de ‘Conectados’. Una aventura que empezó con un futuro incierto, que hoy es la piedra angular de 10 investigaciones científicas internacionales: El Trineo de Viento o Inuit Windsled. El primer vehículo movido por el viento para “navegar” por el hielo.
¿En qué consiste el proyecto de "El Trineo de Viento"?
El Trineo de Viento surge con la vocación de resolver uno de los grandes dilemas de la exploración polar, que es cómo navegar por la superficie del hielo. Cómo crear un barco de vela para navegar por la superficie del hielo. Hasta que yo empecé a trabajar eso no había sido resuelto. Eso fue hace cerca de 20 años, y unos ocho después (hace 12) conseguí realizar la primera travesía de la Antártida en un vehículo movido por el viento. Fue entonces cuando realmente conseguí cumplir este objetivo.
Después el proyecto se convirtió en cómo convertir este primer barco de vela para el hielo en una herramienta para potenciar la investigación científica en las regiones polares de un modo totalmente limpio. Eso es lo que hemos conseguido en la última expedición, "La Antártida Inexplorada", que ha sido la primera científica y totalmente limpia de la historia.
Los valores que definen su proyecto (simpleza, fiabilidad y eficiencia), ¿se pueden trasladar al mundo de la enseñanza y la formación?
Creo que, hasta cierto punto, son valores universales; para cualquier tipo de proyecto. Cuando estás en el interior del continente antártico a temperaturas de 50 bajo cero, solo, y posiblemente sin ayuda de nadie más allá de la que tú mismo puedas aportarte, hay cosas que en otro entorno no se puede visibilizar su importancia, pero aquí son totalmente eminentes para el éxito. Obviamente, es la simpleza, la sencillez. Hay una norma no escrita de la exploración polar: no hay nada nunca lo suficientemente simple. La tentación de la complejidad es continua, pero hay que mantenerse en conceptos muy simples. Porque, si no, cuando estés solo en medio del hielo serás incapaz de resolver los problemas.
Fiabilidad, por supuesto. Cuando estás en el hielo no puedes contar con la ayuda de nadie. No puedes llamar a "teletrineo" diciendo "por favor, échenme una mano".
Tienes que fiarte de algo que funcione al 100 %, pues tu vida depende de ello, y saber que lo podrás gestionar [tú mismo]. Y eficiencia porque no puede ser de otra manera. Quieres hacer el mayor esfuerzo con la mínima energía posible. Son factores que aplican prácticamente a todo, pero aquí mucho más.
¿Qué se necesita para ser un explorador polar?
Pues… son cualidades sin las que uno no puede ser un explorador (en general). La parte de la sencillez y la simplificación es probablemente la más importante. Es decir, cómo conseguir realizar objetivos ambiciosos del modo más sencillo posible.
¿Y para ser emprendedor?
Yo me considero emprendedor, además de porque tengo una empresa de la que vivo, sobre todo porque este proyecto es emprendedor en el sentido más amplio de la palabra. Un proyecto nuevo, sin saber lo que te vas a encontrar y con unas dificultades numerosas. Lo más importante es tener, primero la visión, por supuesto. Lo que mueve al emprendedor es una luz que ve donde a lo mejor otros no, y que sirve como el faro que te mantiene. Y por supuesto la perseverancia contra todo tipo de adversidad, porque cualquier emprendedor (sobre todo para montar una pequeña empresa en Madrid, por ejemplo),
se enfrenta con eso. La idea y la visión, y la perseverancia ante la adversidad.
¿Qué se siente al estar en lugares del mundo que casi nadie más ha visitado?
Realmente, para mí las regiones polares, los grandes desiertos vacíos de la Tierra, ya son parte de mi vida. Es más, no puedo comprender la vida sin este equilibrio entre unas partes y otras. A mí personalmente me aporta la perspectiva. Yo necesito salir. Vivo en Madrid en un entorno de gran ciudad, pero salir le da a uno la perspectiva… como si te alejaras y, de repente, vieras desde el espacio el resto de la vida en la que sigues. La vida en las regiones polares es muy básica; estás en contacto puro con la supervivencia. De alguna manera te hace volver a los elementos más básicos, y te permite volver "refrescado" y conseguir relativizar. Y tener una perspectiva que es muy difícil de conseguir cuando uno está rodeado constantemente [de lo mismo] y no coge esta visión desde fuera. Yo reconozco que lo necesito.
¿Considera que hay suficiente difusión y divulgación, científica y no científica, acerca de la investigación de la superficie polar? ¿Por qué?
Yo creo que la investigación polar está infrafinanciada en general, y en España en particular. Y eso se nota especialmente con toda la problemática del cambio climático. Todavía debe aumentarse ese conocimiento sobre lo que pasa [en estas regiones del mundo]. Evidentemente es complejo, es costoso, y por ello mismo es escaso. Por supuesto debe aumentarse significativamente la investigación polar.
¿Qué necesitan las generaciones más jóvenes para ponerse nuevos retos y superarlos, en el campo de la investigación polar o en el que fuere?
Lo más importante es la actitud de aceptar desafíos. Al aceptar un reto necesitas tener una actitud adecuada, para interiorizarlo, aceptarlo y lanzarte. El reto es aquello que va a tener una gran dificultad y que realmente va a obligarte a sacar lo mejor de ti mismo y a esforzarte al máximo para conseguir resolverlo. Obviamente a mí me alimentan los retos. Y, de hecho, cualquier proyecto para mí tiene que tener ese componente de misterio y de no estar completamente seguro que saldrá bien para ser un reto. Eso es lo que le da la sal, la verdadera gracia.
¿Con qué mensaje te gustaría que se quedaran del proyecto del "Trineo de Viento"?
Los valores principales del proyecto "Trineo de Viento" hablan de que no hay que minusvalorar los conocimientos antiguos. La clave del éxito ha sido que he incorporado muchos conocimientos tradicionales inuit de alguna manera despreciados. Es decir, el respeto a las generaciones anteriores, donde puede haber muchas enseñanzas. Muchas veces se tiende a pensar "eso es antiguo y ya no tiene el más mínimo valor". Este proyecto es la unión entre la tradición y la innovación. Para resolver los enormes desafíos a los que se enfrenta el mundo hay que basarse en ambas partes: los conocimientos antiguos junto con la máxima innovación posible.