El reto del Internet de las Cosas (IoT)
Manuel Escourido Calvo
Economista y Consultor
Máster en Dirección y Gestión de Pymes por el CEF.-
Miembro de la ACEF.- UDIMA
Gesinek. Rgbstock
Podemos referirnos al Internet of Things (IoT) como la interconexión e interacción entre lo digital y el mundo físico, contexto donde se conectan personas, objetos y entornos. En el último año unos 4.000 millones de dispositivos se han conectado a internet (Cisco), cifra que podría alcanzar los 200 mil millones en menos de cinco años (Intel). Un mundo donde todo está en el ecosistema de internet.
El internet de las cosas (IoT) facilita la obtención de información procedente de los sensores existentes en cualquier objeto, permitiendo nuevas experiencias personalizadas, como por ejemplo con los wearables y que ampliarán la variedad de pantallas de los consumidores para ver e interactuar con las aplicaciones. Un flujo de información que viaja a través del IoT, integrando datos, personas, procesos y sistemas para tomar las mejores decisiones.
El esquema “sensores-conectividad-personas-procesos” ya está presente en multitud de actividades cotidianas: casas domóticas, coches conectados, prendas de vestir que controlan nuestra actividad y salud, sensores de ciudad (aparcamientos, contaminación…), etc., gracias a la continua reducción de costes en sensores, ancho de banda, procesadores, smartphones… y el desarrollo de tecnologías como Big Data o IPv6 (nuevo protocolo de internet). Todo ello mejora una experiencia del usuario (consumidor, cliente…) que, además, puede compartir con otros.
Los clientes abrazan el IoT a una velocidad mayor que cualquier otra innovación
Estamos ante un desarrollo tecnológico disruptivo, donde aún no hay un estándar, pero que ya exige que las empresas estén convencidas de la importancia de capacitar a toda la organización en competencias digitales, pero también identificar qué posiciones digitales son necesarias, qué objetivos tienen, qué funciones deben realizar, su dependencia, el perfil de los candidatos, el tipo de formación e información para los colaboradores y los talentos internos a potenciar.
Los clientes abrazan el IoT a una velocidad mayor que cualquier otra innovación, puesto que en su relación con las empresas y marcas les permite mejorar sus experiencias: de recompensa (promociones customizadas, gamificación, entretenimiento), de toma de decisiones (evaluación, navegación, monitorización, noticias), de servicio (soporte más eficiente, ventas instantáneas y ventas anticipadas), de innovación (customización de productos y servicios, flujo feedback) y de comodidad (más y mejores procesos/herramientas de pago y de autenticación). Los consumidores desean modelos de negocio con productos o servicios más personalizados y predictivos uniendo el mundo físico y el mundo virtual para crear una experiencia conectada altamente personalizada.
Solo quedan por resolver tres cuestiones principales: estándares unificados para los dispositivos, la privacidad y la seguridad y protección de datos. Y más pronto que tarde serán obstáculos salvables.
Pulseras y camisetas que monitorizan nuestras constantes vitales, zapatos con gps, neveras que compran para reponer existencias, google glass, bolígrafos que pasan a un procesador de textos lo que escribimos...
IoT ya está aquí y ha venido para quedarse.
Otros artículos del autor: