Revista Digital

 

La revista oficial de la asociación Conectados. Un foro de comunicación trianual entre asociados que informa sobre temas de interés y actualidad, y donde los propios miembros "pueden exponer y publicar sus experiencias, puntos de vista y transmitir sus conocimientos". Colaborar es voluntario y gratis, y permite a los asociados "estar interrelacionados" y aportar un "valor añadido" en las distintas áreas de desarrollo de la asociación.

A continuación, puede leer los diferentes artículos publicados en ella.


La historia de las mujeres. ¿historia o reivindicación?

Mariana de Austria (Museo del Prado, 1652-1653). Velázquez.

Carlos Bonilla García. Cuando hablamos de historia, de acontecimientos bélicos, revoluciones, modos de vida o comportamientos sociales es mucho más productivo para las deducciones que podamos extraer despojarnos de los valores que pertenecen solo y exclusivamente al tiempo actual. Es decir, mantener una distancia prudencial con el concepto del pretérito, de lo contrario caeríamos en el error de considerar pasado y presente bajo un mismo prisma. Atender al cómo y al por qué nos conducirá al acierto, a la causa, al entendimiento. El historiador no puede convertirse en juez, no está para juzgar lo acontecido, sino para recrear lo ocurrido en la medida de sus capacidades y de sus recursos.

La Ballena

Cartel de la película La ballena

Javier Monreal Malpesa. El pasado 12 de marzo, en el Dolby Theatre de Los Ángeles, se dejó ver el actor de cine Brendan Fraser (La Momia y George de la Jungla, entre otros trabajos), al que un poco más tarde la Academia de cine de Hollywood galardonaría con el premio Oscar al mejor actor protagonista por su papel en La Ballena, filme dirigido por Darren Aronofsky (Réquiem por un Sueño, El Cisne Negro, El Luchador…) y escrita por Samuel D. Hunter en adaptación de su propia obra de teatro homónima.

Nuestro fulgurante actor interpreta a un profesor de escritura creativa que padece obesidad severa y a quien el destino brinda una oportunidad para recuperar a su hija, a la que un día, a su esposa también, abandonó por un amor extramatrimonial.

Madrid y Hemingway

Retrato de Hemingway

Javier de la Nava. París vivía la gran fiesta de los años veinte. Un desgarbado periodista norteamericano nacido en Oak Park (Illinois) en 1899, y su esposa Hadley, subieron al tren que les traería a Madrid. Corría la primavera de 1923 y una pizca de luz se colaba entre los hierros y cristales de la estación de Atocha. Corresponsal de varios rotativos, en París alternó con las vanguardias, Picasso, Miró y su mentora Gertrude Stein. Esta le recomendó visitar Madrid. Lejos del cosmopolitismo parisino, la capital española, aspirante a metrópoli, todavía reunía el encanto de una aldea provincial.

Antonio Gala, el bastón y la palabra

Foto de Antonio Gala

María Lara Martínez y Laura Lara Martínez. Es quizás uno de los escritores españoles que más llegó al gran público, él mismo confesaba con sarcasmo que era el autor más vendido y menos leído. El bastón fue un accidente en su vida, que llegó para quedarse como recurso retórico, pues le facilitaba qué hacer con las manos en las conferencias y entrevistas. Su voz inundaba las letras de melodías de palabras de otro tiempo disfrazado de actualidad porque los sentimientos son la dimensión más universal del ser humano. Y su cadencia, las pausas y la risa, dentro de la solemne distancia con acento andaluz habiendo sido alumbrado en La Mancha, conferían un halo de misterio a sus declaraciones.

Picasso

Foto de Picasso fumando

Javier de la Nava. El 8 de abril de 1973, con noventa y un años, en Mougins (Francia), falleció Pablo Ruiz y Picasso. Primogénito de José, profesor de dibujo, y de María, de origen italiano, había nacido en Málaga el 25 de octubre de 1881. Pintaba desde niño y toda su vida conservó su primera pintura al óleo, El picador amarillo. Expuso por primera vez con trece años.

Tras residir en La Coruña, en 1895 su padre obtuvo cátedra en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona y Pablo fue su alumno. En septiembre de 1897, ingresó la Academia de San Fernando de Madrid pero su estilo modernista no era aceptado y regresó a Barcelona. Establecido en París, su marchante le pagaba 150 francos al mes.

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