Tarjetas revolving

Tarjetas de crédito

José Tovar Jiménez
Profesor del Área de Finanzas del Grupo Educativo CEF.- UDIMA.

Economía

El empleo de las tarjetas de crédito como instrumento de pago es cada vez mayor y la situación actual de pandemia en la que nos encontramos ha disparado su uso, tanto para realizar los pagos en los establecimientos tradicionales como en el comercio online.

Hoy día, la falta de dinero no significa que se tenga que renunciar a realizar un curso, comprar un ordenador o a cualquier capricho que nos queramos regalar. La financiación a través de las tarjetas de crédito es la solución en este caso. Por este motivo, no es de extrañar que nos aborden por los centros comerciales o en las estaciones de tren ofreciéndonos tarjetas para pagar las compras. Y, en muchas ocasiones, son los mismos comercios, centros de enseñanza o clínicas las que nos ofrecen la posibilidad de financiación a través de convenios que tienen con las entidades financieras.

Dentro de las tarjetas de crédito hay que destacar las tarjetas revolving, que, por su peculiar funcionamiento, se convierten en un producto complejo. Por esta razón, merece la pena detenerse a analizar sus peculiaridades y comprender bien su funcionamiento, si queremos evitar estar endeudados de forma indefinida. Así pues, para hacer un uso adecuado de las mismas y no incurrir en un endeudamiento excesivo, es importe conocer las características de esta modalidad de pago.

Tarjetas de pago aplazado. Tarjetas revolving

Actualmente el principal medio de disposición de los créditos de duración indefinida con carácter revolvente o revolving son las denominadas tarjetas revolving. Estas no son más que una modalidad especial de tarjetas de crédito, cuya principal característica es que el límite disponible disminuye a medida que se usa la tarjeta para realizar compras o disposiciones de efectivo y se renueva con los pagos periódicos que el cliente hace.

Las principales características son:

  • Posibilidad de optar por usar el crédito revolving. El titular de la tarjeta de crédito podrá optar por pagar al final del periodo de liquidación (normalmente al final de mes) la totalidad del saldo dispuesto o, bien, elegir el pago aplazado revolving. En el primer caso, no se puede hablar de financiación y, por tanto, no conlleva ningún coste.
  • Elección de la modalidad de pago asociado al crédito revolving. Si el cliente decide optar por el aplazamiento, puede elegir la forma de pago que quiera y, en algunos casos, cambiarla en cualquier momento, pudiendo elegir entre diferentes opciones:
    • Pagar un porcentaje mensual aplicado sobre el saldo dispuesto que figure en su extracto mensual.
    • Pago de una cantidad fija mensual, comprensiva de capital, intereses y comisiones.
    • Pago de un determinado número de cuotas, dependiendo del plazo que elija el cliente, calculadas con el tipo de interés pactado. En este caso, si la operación es a corto plazo, cabe la posibilidad de pagar cuotas sin intereses, pero con una comisión por gestión de aplazamiento.
  • Renovación del crédito disponible. Las cuantías de los pagos realizados por el titular de la tarjeta, una vez deducidos los intereses generados y comisiones, se destinan a amortizar la deuda existente y pasan a formar parte del crédito disponible (de ahí su nombre, revolving), por lo que nos encontramos ante un crédito rotativo equiparable a una línea de crédito permanente.

Si la cuota mensual que paga el cliente es baja en relación al importe del crédito dispuesto, la amortización de la deuda se alargará en el tiempo, lo que conllevará un elevado pago de intereses. Por este motivo, es importante elegir la forma de pago que haga posible la devolución de la deuda en un plazo razonable de tiempo. Por otra parte, al variar el importe de la deuda en función de las disposiciones de crédito y también del sistema de pago elegido, resulta imposible que la entidad financiera pueda emitir un cuadro de amortización (como sí ocurre cuando se contrata cualquier tipo de préstamo).

La situación de vulnerabilidad económica que lleva a muchas personas a recurrir a este tipo de financiación ha motivado una reforma legislativa que entró en vigor el pasado 2 de enero de 2021, con la intención de introducir medidas para mejorar la información sobre el funcionamiento de estos instrumentos y analizar la solvencia de los clientes. La intención es evitar, en la medida de lo posible, el riesgo de prolongación excesiva del crédito, un sobrendeudamiento elevado y el consiguiente aumento del importe de intereses a pagar, que hagan imposible que los prestatarios puedan hacer frente a sus obligaciones financieras. Al mismo tiempo, el Banco de España está prestando especial atención al modo en que las entidades cumplen con la normativa de transparencia en la comercialización y contratación de sus tarjetas revolving.

Por último, el usuario debe ser consciente del elevado coste en este tipo de tarjetas, habiendo sentencias judiciales que han considerado abusivo el interés aplicado. Según el último Informe del Banco de España, el interés medio de los pagos a plazos con tarjetas de crédito se situó en el 17,91 % en marzo de 2021.