Tengo un plan, tendré empleo
Ángel Seco López
Psicólogo y Orientador Profesional. Coordinador de Programas de Orientación
Máster enDirección y Gestión de RRHHpor el CEF.-
Miembro de la ACEF.- UDIMA
Foto de Stock.xchng
"La vida es aquello que te va sucediendo mientras estás ocupado haciendo otros planes". John Lennon.
Esta cita como pretexto para una reflexión sobre la necesidad de la planificación en la búsqueda de empleo, descuidada muchas veces, para aumentar las probabilidades de éxito.
Para conseguir el empleo (y cualquier propósito), para mantenerlo y también incluso para aspirar a mayores cotas en nuestro desarrollo profesional (y personal), deberíamos partir de un plan. Un plan que otorgará una secuencia ordenada de actuaciones para una mayor seguridad en su logro. Un plan para acometer con el compromiso inherente a toda persona trabajadora (ocupada o en desempleo) y “activa” en forma de actitud: la empleabilidad.
Quien haya jugado al ajedrez o al go, quién haya leído El arte de la Guerra o no, y cualquiera que haya participado “competitivamente” en cualquier actividad, sabrá de la importancia de un plan de actuación estratégica para afrontar el duelo con opciones de ganar. Nuestro fin es "intentar ganar" o como dijo Coubertain: “… lo esencial no es haber vencido, sino haber luchado bien”. Y desde el respeto al adversario y en una continua actitud de aprendizaje, de los errores o derrotas, concluir en la mejora de nuestro desarrollo. Ensayo y error, pero con un fin y no de forma anecdótica.
Cualquier “competidor” también sabrá diferenciar la singularidad de la estrategia y la variedad de tácticas, sabrá diferenciar la guerra y sus múltiples batallas. Ahora que se acerca el Mundial en Brasil, y como España es el país con más entrenadores de fútbol del mundo (sin carné), son muchos los que decimos que la selección tiene un estilo definido, una manera concreta de entender el fútbol, algo propio y diferenciador. Aunque después tenga que realizar pequeñas variaciones (adaptaciones) según las dificultades propias del rival, la competición en si misma o incluso el campo o la climatología. Una estrategia es nuestro plan general de acción, nuestro “cómo hacer“, y está concretado en diferentes tácticas: como una guerra llena de pequeñas batallas, como un campeonato con sus partidos o eliminatorias.
Tener una guía de actuación nos ayuda a priorizar nuestras actuaciones, a seguir de forma sistemática lo comprometido con nosotros mismos y a evaluar nuestro devenir para una mejora constante
A todos nos suena la expresión “he perdido una batalla pero no la guerra“, (quién no recuerda la derrota con Suiza en el debut de España en Sudáfrica 2010) y esa es la actitud de alguien que tiene un propósito concreto a largo plazo y es consciente que tiene que ir sorteando dificultades (incluso “batallas perdidas”), hasta conseguir lo que quiere. Y eso es lo que transmite alguien cuando tiene un plan: seguridad en el logro, a pesar de las dificultades. Y eso transciende en confianza en uno mismo.
Actualmente, son numerosos los problemas de acceso al mundo laboral, evidenciados en la escasez de ofertas de empleo. Situación que nos obliga, más si cabe, a una planificación. Precisamos una actitud metódica que suponga llevar a cabo actuaciones conexas, adaptadas a las circunstancias, para conseguir nuestro propósito final, pero según nuestra condición única. Es decir, partiendo de nuestra singularidad y de un objetivo concreto de logro, diseñar una planificación estratégica. Luego, hay que “entrenar y jugar” evitando distracciones y superando las dificultades.
Aplicado a la búsqueda de empleo, nuestra conclusión inicial es la obligación de diseñar un plan personalizado estratégico de acción para alcanzar con más opciones nuestro propósito de conseguir el trabajo. Planificación que supondrá una coherencia en los pasos a seguir y en la metodología y una actitud metódica.
En numerosas ocasiones, hacemos de forma inmediata lo que consideramos urgente y aparcamos lo importante. Perdemos “el norte”. La urgencia económica o la ansiedad psicológica generada por el desempleo funcionan además como distracciones y hace que muchas personas sin trabajo ni siquiera se planteen su objetivo profesional; ya no digamos que planifiquen y ejecuten de forma organizada y coherente su búsqueda de empleo. En su necesidad de “dinero” buscan “cualquier trabajo”.
Tener una guía de actuación nos ayuda a priorizar nuestras actuaciones, a seguir de forma sistemática lo comprometido con nosotros mismos y a evaluar nuestro devenir para una mejora constante. De esta forma, nunca descuidaremos lo importante. De esta forma, nunca nos distraerá lo inmediato como algo urgente. Así, aunque consigamos algún trabajo para superar la urgencia económica y responder a nuestros compromisos crediticios, no descuidaremos nuestro plan: “porque el plan es algo siempre vivo”. Porque si tengo un plan no me distraigo de mi vida: no se me pasará la vida sino que pasaré yo por ella (haciendo un paralelismo con la cita de Lennon).
Centrarnos demasiado en lo inmediato supone una pérdida de tiempo. El tiempo pasa, y debemos obligarnos a disfrutarlo pero haciendo una inversión (como aquel El tiempo es Oro de la irremplazable voz y profesional que siempre será Constantino Romero) que concluya con un aprovechamiento de cada momento, optimizando cada día... ¿Cuántas veces nos hemos preguntado extrañados cómo hacen algunas personas para hacer tantas cosas al día? Sin duda planifican y lo hacen priorizando gracias a la concreción de la finalidad que se han propuesto y sus pasos para lograrlo. ¡Ah!, y finalmente, lo ejecutan.
Porque actuar según una planificación es hacer una búsqueda activa personalizada y no una búsqueda reactiva (incluso pasiva) en dependencia a los acontecimientos del entorno que nos provoca indefensos a esperar a lo que suceda.
Seguir una planificación que hemos concretado de forma meditada es una apuesta por la coherencia que luego precisa de una constancia en su consecución. Es una apuesta por la calidad y no por la cantidad desordenada e inconexa. Así, no es raro encontrarnos con personas que en su comprensible desesperación en su búsqueda de empleo, comentan la cantidad de currículums que envían, enunciando incluso: "Yo he enviado 20 y 30 CV al día, a todo lo que pillaba, hasta que después de quince días me cansé...".
La urgencia económica o la ansiedad psicológica generada por el desempleo funcionan además como distracciones y hace que muchas personas sin trabajo ni siquiera se planteen su objetivo profesional
Una planificación organizada va más allá de un envío de historiales profesionales, es una guía de actuación ordenada que parte incluso ya desde la concreción del objetivo profesional (ocupación/es), para relacionar una formación adecuada, un entrenamiento en habilidades y destrezas. Es fruto de una estrategia adecuada al objetivo, al entorno y a cada uno de nosotros.
Para planificar algo tenemos previamente que pararnos con calma y saber mirar (y mirarnos). ¿Se han parado alguna vez, con calma, delante del cuadro de El Jardín de las Delicias de El Bosco? Hay gente que tiene la suerte de poder verlo cada tarde dando un paseo hasta el Museo del Prado. Puede ser interesante ver cada detalle, pero necesitamos ver el conjunto para apreciarlo y conseguir entender su mensaje. Ir saltando por los detalles es una distracción que nos deriva a una visión en túnel, que evita mirar a nuestro alrededor y ver lo que realmente sucede. Para actuar debemos previamente situarnos, saber dónde estamos con respecto al resto del mundo, compararnos con los demás y con lo que nos rodea...Para actuar debemos antes observar.
Otro símil en otro cuadro: Gran Vía, de Antonio López. Son asombrosos los detalles, pero son más inquietantes si retrocedemos y cogemos distancia al cuadro. Y así, regresamos a otra aparente contradicción: “es desde la distante calma como podremos entrar en la calle vacía e imaginarnos caminando hacia nuestra puerta...“. Ya luego, cuando iniciemos nuestro camino, darán igual los ruidos y la gente que nos encontremos. Más tarde o más pronto, llegaremos y abriremos la puerta de nuestro portal. Otro “detalle” al pie del cuadro (Gran Vía, 1974-1981): solo el método y la constancia pueden permitir al pintor que durante más de siete años siguiera sumando trazos pacientes.
Conclusiones:
• Aplícate en un ejercicio de curiosidad a tu alrededor y a ti mismo. Que la comprensible urgencia económica no te distraiga.
• Toma distancia a tu vida (profesional y/o personal) e intenta concretar qué quieres conseguir (y compartir) como algo propio y diferenciador.
• Diseña tu plan, tu guía de búsqueda estratégica de empleo. Para ayudarte en esta labor tenemos el asesoramiento de profesionales de la orientación. Orientadores que debemos insistir en la estrategia personalizada de búsqueda, en invertir esfuerzo en posicionar a la persona atendida en esta visión, y no solo en las pequeñas batallas o técnicas puntuales.
• ¡Actúa! con actitud constante y metódica ante las dificultades que surgirán.
• Invierte y optimiza tu tiempo.
• Y sobre todo: adquiere un compromiso contigo mismo: ser “empleable”.
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