Nuevos modelos de gestión. El enfoque “stakeholder”
Fernando Sicilia Felechosa
Director del Programa de Dirección y Gestión de Clínicas Dentales (PDG)
(asociación Best Quality Dental Centers)
Máster en Dirección Económico-Financiera por el CEF.-
Miembro de la ACEF.- UDIMA
Lusi. Rgbstock
Durante mis años como auditor interno en un gran banco internacional se repetía constantemente el mantra de que el objetivo principal era “maximizar el valor para el accionista (shareholder)”. De hecho, aún hoy ese parece ser el principal cometido del director financiero.
Entendemos que una compañía crea valor para sus accionistas cuando la rentabilidad obtenida sobre el capital invertido es superior al coste de dicho capital. Los inversores invierten en una compañía esperando el retorno de su inversión y el objetivo de crear valor para los accionistas es el de maximizar su riqueza.
Sin entrar a considerar otros problemas, como si realmente este enfoque no lleva a los directivos a pensar más en la cotización de la acción que en la sostenibilidad de la empresa a largo plazo, es interesante analizar cómo afecta esta orientación al resto de agentes que de forma directa o indirecta interactúan con la empresa. Son los llamados stakeholders, o grupos de interés.
Una definición más académica nos la dio Edward Freeman, reputado filósofo y profesor de Administración de Empresas en la Dasden School de la Universidad de Virginia. Se trata de cualquier grupo o individuo identificable que pueda afectar o ser afectado por el logro de los objetivos de una organización. Son aquellos interesados en la supervivencia de la compañía.
Por lo tanto, a la hora de tomar decisiones de gestión parece claro que deberíamos tener en cuenta no solo a los accionistas sino al resto de agentes, en especial empleados, clientes y proveedores. Sin dejar de lado el tejido social donde se ubica la empresa, la comunidad de la que forma parte.
En los últimos tiempos se ha extendido un debate que trata de enfrentar la gestión orientada a shareholders con aquella que vela por los stakeholders. Este enfrentamiento no tiene sentido en mi opinión. Si seguimos a Bastiat, e intentamos ir más allá de las consecuencias directas y observables a simple vista de cualquier estrategia, nos daremos cuenta de que están fuertemente interrelacionadas.
Es perfectamente legítimo que una empresa busque maximizar el beneficio, ya que la función empresarial, en su doble vertiente de creatividad (idea de negocio) y riesgo (llevarla a cabo), debe ser adecuadamente recompensada. De lo contrario, no habría empresarios. No hay nada malo por tanto en querer ganar dinero, siempre que se haga de forma ética y ateniéndose a la legalidad vigente.
No en vano la empresa ya aporta un bien doble a la sociedad. Por un lado, ofrece un producto o servicio que es de utilidad para los consumidores. De lo contrario, nadie lo adquiriría y la entidad quebraría. Además, proporciona empleo a un determinado número de personas. Es, claramente, una situación win-win para todos, utilizando la terminología del gran Stephen Covey.
Pero a su vez, sin la sociedad la empresa no tendría mercado; por lo que no tiene sentido que no se esfuerce por encajar en aquella, ofreciendo la mejor imagen posible. Patrocinar a un club local o una carrera popular es una buena obra y además tiene un gran impacto mediático.
La base de un crecimiento sostenible y de una rentabilidad satisfactoria es la buena gestión de las personas que hacen posible que la empresa funcione
Si continuamos de forma inversa un recorrido por los cuatro stakeholders descritos como principales, veremos que la situación es similar. Así, los proveedores dependen de la empresa como fuente de ingresos. Pero también esta necesita el suministro de aquellos para funcionar. Esta relación es más o menos dependiente en función del poder negociador de unos y otros (cinco fuerzas de Porter).
En cuanto a los clientes, que siempre deben estar en el centro de nuestra estrategia, no cabe duda de su importancia. Sin ventas (y sobre todo, sin cobros), no hay empresa. Debemos, por tanto, tomar todas nuestras decisiones siempre con la satisfacción del cliente en mente.
Y solamente la lograremos si las personas que les atienden, con las que más interactúan, también están contentas. Dice Richard Branson: “Cuida de tus empleados y ellos cuidarán de tus clientes”. Sin duda, una empresa donde la gente trabaja a gusto, verá aumentar la productividad y tendrá el futuro asegurado.
Por lo tanto, la base de un crecimiento sostenible y de una rentabilidad satisfactoria es la buena gestión de las personas que hacen posible que la empresa funcione. Desde el personal, parte interna, como los clientes, proveedores y sociedad en general (agentes externos).
Por ello, en el Programa de Dirección y Gestión de Clínicas Dentales (PDG) de la Asociación Best Quality Dental Centers (BQDC), hemos querido darles la máxima importancia. Y hemos destinado todo un módulo para ello, que se titula, no por casualidad, “Lo primero, las personas” y será impartido por el prestigioso coach Miguel Morán, presidente de RHO Group.
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