Hay secretos que jamás deben dejar de serlo
Enviado por luis.llerena en Mar, 19/11/2019 - 09:18Javier de la Nava. La Habana, cual "madre pródiga", acoge al visitante, con el pulso acompasado al vaivén de las olas de un mar omnipresente, testigo de un esplendoroso pasado, un presente vital e incierto futuro. Majestuosa, muestra orgullosa su decrepitud y envuelve los dramas de sus habitantes que "resuelven" con ingenio sus carencias. Esta singular forma de vida se percibe en el Malecón, "límite entre lo moribundo y lo apacible, donde los que se sientan mirando a la ciudad contemplan la vida de los otros y los que miran al mar se contemplan a sí mismos", como define el escritor Leonardo Padura, quintaesencia del sentimiento habanero. El decadente glamour de La Habana Vieja, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se entrega con música y colorido a preparar el quinto centenario de su fundación. El 16 de noviembre de 1519, en la Plaza de Armas, se celebró la primera misa y primer cabildo de San Cristóbal de La Habana, sexta villa de la isla, "la tierra más hermosa que ojos humanos vieran" según Colón.