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Cuatro razones por las que ser funcionario en el siglo XXI

Grupo de personas sonrientes

María Alonso Muñoz. Casi todos, a lo largo de nuestra vida académica y profesional, nos hemos planteado la posibilidad de ser funcionarios y, por consiguiente, emprender ese largo camino con el fin de superar con éxito un proceso selectivo. Sin embargo, cuando lo comunicamos ilusionados en nuestro entorno, a menudo nos imaginan malhumorados, detrás de una ventanilla recibiendo documentación de diversa índole, con un sello en la mano, rodeados de torres de papel y despidiéndonos con un “vuelva usted otro día”. Esto se debe a que, a la Administración, hablando lato sensu, se le continúa atribuyendo esa connotación peyorativa ligada al modelo burocrático de Max Weber, es decir, rigidez, procedimientos fuertemente estandarizados, despersonalización en las relaciones, excesivo formalismo y resistencia al cambio.

Pasarela Davos (ver y dejarse ver)

Foto de davos

Javier de la Nava. El negocio bancario se basa en el crédito y este en la confianza. Depositamos nuestros ahorros en un determinado banco en la seguridad de que lo van a custodiar de forma tal que, cuando los necesitemos, podremos acudir a sus oficinas a sacar nuestro dinero y nos lo devolverán sin ningún tipo de problemas.

Concedemos al banco el valor de nuestra confianza basados en las garantías que, para ello, nos dan las instituciones reguladoras como el Banco de España y el Banco Central Europeo, lo que nos libera de los miedos e inseguridades en los que incurriríamos de no disponer de esta supervisión.

Sabiendo que los bancos crean dinero, ¿deberíamos valorarlos mejor?

Mujer recibiendo un préstamo en una entidad bancaria

Juan Luis Jurado Raya. El negocio bancario se basa en el crédito y este en la confianza. Depositamos nuestros ahorros en un determinado banco en la seguridad de que lo van a custodiar de forma tal que, cuando los necesitemos, podremos acudir a sus oficinas a sacar nuestro dinero y nos lo devolverán sin ningún tipo de problemas.

Del despido libre a la disuasión del despido

Persona despedida y decaída

Juan Luis Jurado Raya. Se abre el debate político y social sobre la conveniencia de modificar al alza el cálculo de la indemnización por despido, con independencia de la causa, esto es, bien sea una extinción contractual por causas objetivas o un despido sin causa justificada.

Actualmente, la indemnización por despido está tasada en el Estatuto de los Trabajadores, su forma de cálculo no es compleja (aun cuando existe una extensa jurisprudencia al respecto); si existe causa para un despido objetivo se pone a disposición de la persona trabajadora la indemnización legal de 20 días de salario por año trabajado, y si no existiere causa la norma eleva la indemnización a 33 días de salario prevista para la calificación como improcedente del despido.

Entrevista a Eugenio Lanzadera

Foto de Eugenio Lanzadera

Redacción "Conectados". Los trabajadores freelances se encuadran en la categoría de autónomos, esos profesionales que miran de reojo a sus colegas de “por cuenta ajena”, esto es, en nómina, aunque no necesariamente por envidia, pues para un freelances, como la traducción del propio nombre indica, la libertad es, a veces, un coste menor que se paga por la desventaja de una peor e incierta estabilidad y seguridad. Por cierto, en este ámbito puede que la igualdad de género sea un paradigma a seguir.

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