Ocio

Florencia, donde el Arte se respira

 Vista panorámica de la Catedral de Florencia con su distintiva cúpula renacentista durante el crepúsculo.

Javier de la Nava. En el año 1817, el novelista francés Henri-Marie Beyle, conocido por Stendhal, visitó Florencia. En la basílica de la Santa Croce, abrumado ante las tumbas de Miguel Ángel, Maquiavelo o Galileo, sintió taquicardias, mareos y sudores que obligaron a su ingreso hospitalario. Posteriormente, en su obra Rome, Naples et Florence detalló “sentí que mi vida se agotaba”. La patología se incorporó al vademécum médico como síndrome de Stendhal, “síntoma psicosomático consecuencia de la fuerte emoción ante obras de arte de extrema belleza” o reacción romántica por goce artístico.

Guerra a los radares

Señales de tráfico que indican control de velocidad por radar y límite de 80 km/h, con luces traseras de vehículos en movimiento al anochecer.

Maximino González Barfaluy. En un momento de cambios continuos y de controversias tras controversias, nos surge, desde “el país de la bota”, una noticia contundente en cuanto al mundo del motor. El caso es que desde el Gobierno italiano se están tomando medidas para controlar el abusivo uso de los radares en su territorio. En todos los países, las correspondientes instituciones equivalentes a nuestra poco eficiente DGT nos pretenden vender la moto con que los radares están ahí instalados para nuestra seguridad. Pero la experiencia ha demostrado que los radares no sirven para salvar vidas en la mayoría de los casos, sino que su instalación es meramente con afán recaudatorio.

Alconada. El Sur también existe

Filete a la parrilla con sal gruesa, acompañado de limón, pimiento asado y hierbas frescas

El barón de Piernalegre. Es quizás una osadía tomar prestado el título del célebre poema del maestro Mario Benedetti para una reseña gastronómica, pero creo que tendría su perdón tratándose, como esta pretende ser, de una reivindicación frente al “poder establecido”. En nuestro ámbito, y en lo que se refiere a Madrid, el poder establecido sería esa casi obligación de que las buenas mesas de la capital están de Atocha para arriba y a pocas manzanas a uno y a otro lado de la Castellana. Sí, es un tópico, pero toda mesa que no se ubique en ese eje central se puede considerar una aventura exótica, a menos que sea un lugar consagrado por los años de éxito.

¡Chang, chang, chang!

Foto de un templo

Alberto Orellana. Playas, picante y tuk tuks. Selvas, fideos y templos. Elefantes, cervezas y altares. Santuarios, chupitos e hiper centros comerciales. Quien haya estado no necesitará mucho más para saber dónde se puede encontrar este cóctel, mezclado con una buena dosis de humedad permanente. Una sola palabra sirve para unificar los tres elementos (tierra, comida y cultura): Chang. Además de significar literalmente “elefante” (la forma que tiene este país visto en el mapa), tiene una importancia capital como símbolo de fuerza y de la realeza, además de para su religión mayoritaria, el budismo. Coge tu camisa de lino y tu sombrero de bambú fino, nos vamos a Tailandia.

José Luis Sampedro, economista escritor y escritor economista

Foto de José Luis Sampedro

Javier de la Nava. Alto y enjuto como un moderno quijote, el pasado año se cumplió una década del fallecimiento de José Luis Sampedro. A su homenaje se suma este humilde artículo.

El 1 de febrero de 1917 había nacido en Barcelona, donde su padre, médico militar, estaba destinado. Pasó su infancia en Tánger y la adolescencia en Aranjuez. Escribió “Tánger era una ciudad internacional, se hablaban diversas lenguas, celebrábamos varias fiestas nacionales y el descanso semanal dependía de nuestra religión. Se pasaba de la modernidad a la Edad Media, escuela perfecta para aprender que todos somos iguales siendo diferentes”.

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